
Quienes han viajado por todo el planeta y han visto casas de todo tipo: las chozas de hierba de Polinesia y los iglúes en la tundra helada, personas compartiendo pequeños apartamentos en Hong Kong y otros que han elegido vivir en tiendas en el desierto. Incluso los que llevan la etiqueta de «sin hogar» suelen tener algún lugar favorito, ya sea una caja grande o un rincón propio debajo del puente de una autopista. La tendencia universal parece ser hallar algún cobijo que proporcione comodidad y seguridad y al que podamos llamar hogar.
Además, estas estructuras a las que denominamos hogar son algo más que el lugar y los materiales con los que están construidas. Bajo esos techos se encuentran las personas que más se preocupan por nosotros, las que han estado dispuestas a mantenernos, las que siempre están allí por mal que vayan las cosas.
Muchos de nuestros problemas y desdichas proceden de no saber relacionarnos con las personas con las que compartimos techo. No obstante, en general existe un vínculo muy fuerte entre los miembros de una familia que comparten el mismo hogar. Pienso en mis hermanos, con los que no vivo desde hace décadas y a los que apenas veo, y sin embargo el tiempo que pasamos bajo el mismo techo nos unió en un círculo de amor que jamás se romperá.
Un hogar simboliza ese sentimiento de conexión con los demás que no se puede medir de ninguna forma. Es un sentimiento de unidad con quienes comparten ese espacio.
Por lo tanto, cuando regreses y te acerques a casa, detente antes de abrir la puerta y saborea ese sentimiento de gratitud, no sólo por tener un hogar al que volver, sino por quienes lo construyeron para ti, para que pudieras crecer y vivir todas tus experiencias, buenas y malas, fáciles y difíciles. Sé hoy un vagabundo y regresa luego al hogar. Se invirtió mucho amor, cuidado, alimento, trabajo y energía para protegerte y para que pudieras llegar a ser autosuficiente. Un hogar representa todos esos cuidados y todo ese amor.
“El camino es duro y empinado, y se extiende a lo ancho y a lo largo, pero al final conduce a una ciudad dorada de casas doradas”.
“La sabiduría de todos los tiempos” Wayne W. Dyer
Comentarios
Aún no hay comentarios.