Cada uno de los seres humanos ve el mundo de una manera personal, subjetiva, condicionada, arbitraria, propia y única. Esa interpretación le permite construir su realidad y ver la vida a su manera. De allí que, ante una misma situación, diversas personas muestran reacciones y respuestas diferentes. Esto no lo entienden los que creen que la verdad existe, es única y además es de su propiedad.
Lo cierto es que la verdad, el pensamiento, la conducta y los patrones morales son totalmente relativos, no son absolutos, depende del punto vista y del enfoque. Cada quien los construye, sin imposición ni coerción, aceptando que ninguna posición es mejor que otra. Lo que si podemos hacer es llegar a acuerdos a partir de lo común que tengan nuestras concepciones y en ese proceso de aportar al otro, de crear consenso, de ponernos de acuerdo, todos crecemos.
Nuestro punto de vista no tiene, ni pueden llegar a tener, verdad ni validez universal, su validez es subjetiva e insertada en diferentes marcos de referencia
Una prueba de lo escrito es que, ante la pregunta ¿Cómo se ve a sí mismo? Las respuestas son variadas. Les presento las respuestas, que dieron tres personas y que he tomado de “Capitalismo solidario”, escrito por Rich de Vos, pág. 17
- Una bioquímica amiga mía, contesta a la pregunta ¿Cómo se ve a sí mismo? con esta peculiar respuesta:
“Soy sesenta por ciento agua», comienza diciendo, «la suficiente para llenar una pila de baño pequeña. La mayor parte de lo demás es grasa, suficiente para hacer por lo menos Cuatro o cinco barras de jabón, y diversas sustancias químicas comunes. Soy suficiente calcio como para hacer un pedazo de liza de buen tamaño, suficiente fósforo para una cajita de cerillas, suficiente sodio para condimentar una bolsa de palomitas de microondas, suficiente magnesio para disparar un flash fotográfico, suficiente cobre para una monedita, suficiente yodo para hacer saltar de dolor a un chiquillo si se lo ponen, suficiente hierro para hacer una uña de diez centavos y suficiente sulfuro para dejar sin pulgas a un perro. En total —concluyó——, considerando la recesión actual, valgo como un dólar setenta y ocho centavos de agua, grasa y sustancias químicas”.
2. Buckminsdter Fuller, el filósofo, arquitecto y planificador urbano, también contestó a la pregunta ¿Cómo se ve a sí mismo? Yo he parafraseado a continuación su muy larga respuesta:
“Yo soy un bípedo autobalanceado con veintiocho juntas de base adaptable, una planta procesadora electroquímica con facilidades integradas y separadas para mantener energía en baterías almacenadas con objeto de subsecuentemente dar fuerza a miles de bombas hidráulicas y neumáticas, cada una con su propio motor agregado; sesenta y dos mil millas de pequeños vasos sanguíneos, millones de dispositivos para dar señales de alarma, ferrocarriles y sistemas de transportes; más trituradores y grúas, un sistema telefónico ampliamente distribuido que si se mantiene bien no requiere servicio en setenta años; todo ello guiado desde una torreta en la que existen telescopios, microscopios, telémetro autorregistrador, estetoscopio, etc.”.
3. F. Skinner, psicólogo y padre del conductismo, respondió a la pregunta de esta manera:
“Yo soy una serie de estudiadas respuestas a mi entorno. Como los perros de Pavlov, estoy entrenado por fuerzas más allá de mi control para salivar oportunamente. No puedo ‘iniciar acción ni hacer cambios espontáneos o caprichosos’. Todo es condicional. Elegir es una ilusión. Los sueños son autoengaños”.
Y tú, ¿cómo te ves a ti mismo?
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