Más allá de las visiones apocalípticas engendradas por interpretaciones amañadas con fines ideológicos, publicitarios y comerciales sobre el fin del mundo, nuestro planeta si está próximo a su destrucción pero no por cumplimiento de las supuestas profecías mayas, sino por las permanentes actuaciones depredadoras de las grandes industrias, el divorcio del hombre con su entorno natural que le provee sustento, las posiciones interesadas y egoístas del trinomio política-industria-producción y la sobrevaloración del poder de la ciencia y los científicos, todo auspiciado y fortalecido en la negación de la problemática por poderosos medios de comunicación al servicio de las grandes industrias y el comercio.
La Tierra tiene solamente una década para salir de varios “puntos de inflexión” ambientales, puntos a partir de los cuales el daño se vuelve irreversible, han advertido algunos científicos
Si se fracasa, es probable que seamos testigos de una serie de colapsos en los sistemas de sustento de la gente, como los océanos y el suelo, según la conferencia “El Planeta bajo Presión”, celebrada este año, en la ciudad de Londres. Allí cerca de 3.000 representantes, procedentes de unos cien países y regiones, acudieron a la capital del Reino Unido. En la cita, expertos de diferentes ámbitos discutieron las presiones que enfrenta la Tierra actualmente, respecto a recursos, población y alimentos, con el propósito de buscar una solución en este sentido.
“La investigación ahora demuestra que la continuidad del funcionamiento de los sistemas de la Tierra, que ha apoyado el bienestar de la civilización humana en los últimos siglos, está en riesgo”, subrayó uno de los coautores del documento sobre el cambio ambiental global en la primera declaración sobre el “Estado del Planeta”. También admite que los científicos no pueden continuar como si no pasara nada.
La realidad muestra que las organizaciones y los científicos, interesados en el tema, se han dedicado a crear documentos sobre las comprensiones alcanzadas sobre el tema, pero pocas son las soluciones propuestas.
Johan Rockström, director ejecutivo del Instituto Ambiental de Estocolmo, Suecia, señaló que estaba “totalmente sorprendido” de que los científicos no hayan respondido a preguntas como “¿cuánta biodiversidad necesitamos para mantener los paisajes de nuestra economía?”. Igualmente ignoran si el cambio en la temperatura terrestre aumentará en unos 2 o 6 grados. Ignorancia que impide tomar efectivas decisiones y no simples acciones remediales.
La declaración señala tres cambios ocurridos en la última década, que hacen estas advertencias científicas cualitativamente diferentes de las anteriores.
El primero es que tras una década de investigación, hay consenso de que vivimos una nueva época, el antropoceno, en el que los humanos están dominando los procesos a escala planetaria.
Segundo, la ciencia ha revelado que muchos procesos planetarios están interconectados, como lo están, cada vez más, la sociedad y la economía. Esta interconectividad puede conferir estabilidad y acelerar la innovación, dice la declaración, pero también nos deja vulnerables frente a las crisis abruptas y rápidas.
Tercero, la investigación social ha demostrado que nuestras formas actuales de gobernar el cambio ambiental a escala global no abordan eficazmente problemas como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
Muchos investigadores sostienen que las alianzas locales, nacionales y regionales también son necesarias como una póliza de seguro contra los fracasos de la gobernanza[1] a nivel global.
La declaración respalda algunas de las ideas que promovieron para su inclusión en el Acuerdo Río+20, en la Conferencia de la ONU sobre Desarrollo Sostenible celebrada en junio de 2012 en Brasil.
Entre esas ideas sobresale la inclusión de las siguientes proposiciones:
1. Para medir el progreso se debe superar el indicador PIB (Producto Bruto Interno) para diseñador otro que incluya el valor del capital natural.
2. es necesario definir un marco para el desarrollo de los objetivos de sostenibilidad global.
3. La creación de un Consejo de Desarrollo Sostenible de la ONU para integrar las políticas sociales, económicas y ambientales a nivel global, y la producción regular de un análisis global de sostenibilidad.
Un resultado clave de la reunión fue el acuerdo sobre la necesidad de impulsar un esquema para reorientar la ciencia del cambio global, la llamada ‘Tierra Futura’, que reunirá una amplia variedad de disciplinas para responder preguntas a las que la sociedad necesita hacer frente.
Desafortunadamente parece que los científicos, dedicados a las ciencias naturales y sociales, impidieron la presencia de algunos líderes en investigación y desarrollo industrial, igualmente estuvieron ausentes los políticos y los representantes empresariales.
Este divorcio entre la política y la ciencia es producto, por una parte, de que los científicos sobrevaloran su poder y su influencia y por otra parte, los políticos salvaguardan sus intereses en el contubernio política-industria. De allí que las alertas ambientales no hayan calado en la sociedad, el poder político frente a los medios de comunicación logran acallar las voces y bloquear las acciones de los preocupados por el estado actual del medio ambiente planetario.
Fuente: Red de Ciencia y Desarrollo ?SciDev.Net-
http://extroversia.universia.net.co/conocecolombia/noticias
[1] Arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía.
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